Se dice que una metodología es un acuerdo sobre una proposición de carácter instrumental para comunicarse, decidir, actuar, y controlar. Esto implica un acuerdo organizacional por un lado y un instrumento de análisis que facilite la comunicación por el otro.
En tal sentido, no es igual la metodología a aplicar para Identificar, Formular y fundamentalmente para Evaluar un proyecto desde el punto de vista privado, que desde el punto de vista público.
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Mientras que en el primer caso se orientarán las acciones y los criterios decisorios apuntarán a maximizar una rentabilidad financiera, de una manera socialmente «viable» ; cuando la organización responsable del proyecto es una organización pública (sea estatal u ONG), el proyecto deberá procurar maximizar el bienestar social, siendo requisito para que se concrete, que sea financieramente «viable».
En BIZUP Consultora contamos con profesionales formados directamente en el Ministerio de Economía de la Nación Argentina, que se han desempeñado no solo como capacitadores de funcionarios públicos y responsables de Organizaciones sin fines de lucro (Asoc. Vecinales, Ong´s, etc.) sino también como asesores y responsables técnicos en la preparación de proyectos concebidos como emprendimientos públicos, sean éstos ejecutados y desarrollados por el Estado o por una asociación Público- Privada (según Decreto 967/05).
La metodología aplicada por los consultores de BIZUP se enmarca dentro de un concepto de “administración por objetivos y resultados”, y es avalada y fomentada por los organismos internacionales de crédito (BID y Banco Mundial), ya que hace hincapié en aspectos considerados prioritarios para el otorgamiento de financiamiento.
Concretamente en nuestro país es difundida desde hace algunos años a través del área de capacitación del citado Ministerio en el marco del programa de Fortalecimiento del Sistema de Inversión Pública de la Nación (FOSIP) y subsiguientes.
Acorde a esto cabe citar a la etapa de Identificación del proyecto como punto fundamental que marca una diferencia conceptual importante. En esta etapa se deben identificar clara y concretamente a los destinatarios directos del emprendimiento, los destinatarios indirectos que se verán afectados por el proyecto, las externalidades que generará y el producto o servicio a proveer. Este último punto es el que supone el mayor desafío y tal vez lo que más cuesta definir o precisar, pues esta metodología obliga a definir al producto separándolo del bien “físico” que se planea construir y que implica la inversión del proyecto. Es por ello que se denomina a estos proyectos como proyectos “con inversión” y no “de inversión”. Esta distinción no es menor pues pone de manifiesto que la inversión (ej.: construcción del dispensario) no es el fin en si mismo del proyecto, sino uno de los medios o insumos (junto a los médicos, auxiliares, medicamentos, etc.) para lograr el producto deseado (mejorar el acceso a la salud de los habitantes del barrio X ).
En función de esta identificación, los indicadores seleccionados para evaluar ex ante, durante y ex post deberían ser tales que aseguren a través de su seguimiento que efectivamente los habitantes de ese barrio mejoran o mejoraron su acceso a la salud respectivamente. Esta información en definitiva es lo que requerirá el organismo que financie.
En lo que respecta a la Formulación, el aspecto distintivo está dado por la búsqueda permanente de la eficiencia en el uso de los recursos en sentido “ampliado”. Esto se logra buscando entre las diferentes posibilidades para obtener el producto (salud), aquella que tenga menor costo social por unidad de producto, sin olvidar que dado los impactos indirectos deseados la “forma” de producir (tecnología, organización, etc.) también tiene repercusión en la comunidad (pacientes, vecinos, médicos del dispensario, etc.). Esto último es lo que amplia el concepto de eficiencia y la diferencia de la concepción que tal vez tendría un inversor privado, que entiende que se es eficiente cuando puede producir una determinada cantidad de producto con el mínimo costo financiero posible, sin importar en muchos casos el “como” (tecnología, organización, administración de recursos humanos, etc.) se realiza.
La Evaluación no difiere demasiado de otras metodologías conocidas, pues se basa en un análisis beneficio social – costo social, que buscará determinar la posibilidad que maximice este beneficio neto. De no existir beneficio neto, no sería recomendable su ejecución.
Sin embargo, lo que suele ocurrir es que en muchos casos los costos (muchos de ellos monetarios) son de fácil medición, mientras que los beneficios sociales son difícilmente mensurables. ¿Cuánto vale socialmente un menor rescatado de la calle?…Seguramente si se sabrá cuanto cuesta un proyecto tendiente a rescatarlo. En estos casos el análisis beneficio/ costo no aporta demasiado, y el criterio de costo/ efectividad deja en manos del decisor político (que representa la demanda social de la comunidad) la consideración respecto a si, vale lo suficiente como para llevarlo adelante con el costo conocido.
Ya para la Ejecución, operación o gestión del proyecto, desde BIZUP Consultora prestamos servicios de asesoría, acompañamiento e implementación de herramientas para armar un “cuadro de control” con las variables determinantes del proyecto, realizar previsiones de posibles contingencias, y saber en que parte del proyecto hay que focalizar la administración del riesgo.
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